lunes, 17 de septiembre de 2007

La libertad en la apariencia o la analogía derivada en lo estética

La estética se identifica con lo bello y con el arte. Schiller no le preocupa tanto situarla en el sta como abordarla desde los vínculos que el hombre tiende con las cosas, desde el comportamiento estético. Rechaza el subjetivismo de Kant y propone un principio objetivo complementario para la estética; intenta hallar en los objetos mismos el principio de lo bello para convertirlo en principio del gusto.
La defensa de la objetividad estética, compartida por Goethe y el ambiente literario, se inserta en la propia práctica del Clasicismo ambiguo de Weimar. Le marca la familiaridad del arte y sus modelos, y acoge la preocupación por acoger las bellezas adherentes. Su estética salvaguarda las cualidades formales, rindiendo cuenta de los contenidos vitales.

La autonomía de la estética se reafirma con artificios parecidos a la estética kantiana; las diferencias entre lo bueno, lo agradable y lo bello, se transforma en lo Bello, lo lógico y lo ético, promoviendo la estética, la Lógica y la Ética.
La estética operativa, aquella que no descarta reflejarse en los acontecimientos y que da lugar a lo que se denomina critica operativa. Kant dejo ver que la belleza es el símbolo de la moralidad, haciendo varias analogías entre los dos ámbitos, como entre la libertad de la imaginación y la libertad de la voluntad. La libertad no puede aplicarse a los sentidos, esta analogía de un objeto con la forma de la razón práctica no es libertad en el hecho, sino mera libertad en la apariencia, autonomía de la apariencia. En estética no puede hablarse de libertad en sentido estricto, despojada aquí de los principios del deber ser a favor del cometido a ser alcanzado a través de la educación individual y colectiva del ser humano. La derivación analógica termina como paradigma de la actividad formadora del espíritu humano, como metáfora del trabajo no alienado, despuntando así la posterior teoría del carácter modelito del arte. La autonomía de la apariencia se resuelve en la forma. Lo característico de la belleza es un no estar determinado desde lo exterior o un estar determinado por si mismo. Por extrapolación de esta categoría a la belleza artística, desemboca en el concepto de una necesidad interna de la forma.
BIBLIOGRAFÍA: Schiller (SXVIII-SXIX), varios escritos.

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