La libertad desde un punto de vista antropológico, atañe a todo el hombre y se inscribe en su naturaleza como símbolo de cooperación entre todos sus impulsos y necesidades. El impulso lúdico, comporta el estado estético. Desde nuestra relación con las cosas y objetos exteriores, se delimitan cuatro vínculos básicos: el físico, el lógico, el ético, y el estético que definen distintos grados de determinación. En la cualidad estética, los objetos pueden referirse al conjunto de nuestras facultades sin ser determinados por ninguna; es una determinación que promociona la libertad y la apariencia estética. La totalidad de nuestro carácter debe trocar el estado de necesidad por uno de libertad. El estado de libertad estética lo postula como modelo, no se menta un cuerpo u organización política, sino una época en la cual se daba por hecho la superación del reino de la necesidad.
La revolución estética total o la nueva sensibilidad, traslada la solución a un futuro, tras una larga marcha de una educación de la humanidad.
Las discusiones sobre la educación o la formación, sintonizan con la noción de humanidad, que afecta tanto al proceso mediante el cual se adquiere cultura en cuanto patrimonio del hombre refinado. La ley fundamental de la cultura estética, es dar libertad por medio de la libertad y los indicios de esta cultura en el presente permiten verificar esa revolución en la naturaleza del hombre, y que ha comenzado propiamente la humanidad en el.
A la estética se le encarga mediar en la totalidad de cada individuo, se le inserta en la historia de la razón en términos de la posterior filosofía de la historia. Los ideales ilustrados son sublimados frente al principio dominante de la realidad.
El reino de lo estético, aflora en un parentesco con el tercer reino o la tercera edad de la tradición mística alemana.
Por primera vez los artistas personifican los papeles principales en esta republica artística ideal.
El carácter modelito del reino estético y del arte que preside toda utopía estética en su voluntad por realizarse, aun a costa de su inaplazable disolución. La noción de arte como artista adopta el sentido laxo del periodo, designan tanto las artes liberales como los oficios y las profesiones. Siempre que el arte es empleado en la acepción moderna, se recurre a expresiones como arte bello, arte estético o artista de lo bello; aparece entonces la noción de Estado estético como modelo o como aberración.
En el esteticismo de la política, aparecen aberraciones como la proclama del estadista como artista, de la política como el arte plástico del estado, la comparación del fuhrer y de las masas como un lienzo, pintura…, que no solo invierten las intenciones originarias sino que las falsifican burdamente.
De esta atribución modélica han brotado las tesis sobre el intervencionismo artístico. El idealismo romántico mima aun más el carácter modelito y anticipatorio del comportamiento artístico y del arte mismo respecto a lo social.
BIBLIOGRAFÍA: Utopía de la mediación estética (artículo de la red)
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